Ocasionalmente tengo una crisis de identidad. Creo que eso es bueno. De vez en cuando tengo que hacerme preguntas como: ¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo? ¿Me gusta hacerlo? ¿Soy bueno en eso? ¿Ayudará al mundo? y ¿Cómo sabe el mundo que lo estoy haciendo?
Comenzó esta vez cuando le pedí a un amigo y colega que me ayudara con el proceso de reexaminar mi tarjeta de presentación y membrete. Desde mi última impresión, había ampliado la forma en que trabajo con la voz, el conflicto y el aikido, y quería que mi imagen visual reflejara los cambios.
Pensé que sería simple. Ella tomaría todas mis preguntas y las resolvería de alguna manera que fuera clara, concisa y visualmente agradable. Ella lo hizo, pero no fue simple, y yo no estaba preparada para lo que se avecinaba.
Cuando me mostró sus ideas, literalmente di un paso atrás, con los ojos muy abiertos, y casi tropecé con mi silla. Ella presentó una imagen nueva, mucho más poderosa de mí y mi trabajo. Era muy diferente de la mirada a la que me había acostumbrado, y al mismo tiempo me sorprendió y me deleitó. También comenzó un proceso interno de descubrimiento que ha sido bastante interesante.
Aikido y Poder
Pensé que sabía quién era. Acabo de tener algunas preguntas sobre cómo integrar visualmente los diferentes aspectos de mi trabajo (voz, aikido, resolución de conflictos) en un paquete coherente. Pero tenía una imagen básica que había estado usando y que funcionaba bastante bien. Resulta que no era todo yo, ni era todo mi trabajo. En el arte marcial japonés Aikido hay dos elementos centrales. Una es aprender a fluir y mezclarse con la energía. El segundo es el poder que ganas cuando eso sucede. El Aikido es un arte marcial muy poderoso. No es resistente, pero no es pasivo. Verbalmente, usamos aikido cuando tenemos clara nuestra posición mientras reconocemos a los demás, y cuando usamos palabras para conectarnos en lugar de atacar. Siempre me he identificado con el flujo del aikido, pero me resultó más difícil involucrar su poder. Del mismo modo, en la vida me resulta fácil mezclar (escuchar, reconocer, estar de acuerdo) pero más difícil usar el poder (expresar mi posición, pedir lo que quiero, decir no). Mi imagen en papel también reflejaba eso.
En mi práctica de aikido, y en la vida, estoy aprendiendo a ser más poderoso, y es divertido. Lanzo más fuerte y me comunico más poderosamente. Pero no siempre es fácil porque mi imagen (tanto de mí mismo como reflejada en los demás) dice que soy una persona «agradable». Y esa imagen «agradable» entra en conflicto con una imagen de «poder». Las personas poderosas no siempre son agradables, y las personas agradables no suelen ser poderosas. Pero, ¿es posible ser ambas cosas, mezclarse y ser poderoso al mismo tiempo? De hecho, el mensaje del aikido es que el verdadero poder radica en la mezcla. El poder sin mezcla es destructivo. Y mezclarse sin poder es perder nuestro centro.
Ahora volvamos a mi problema de control de imagen. El reflejo gráfico de mi trabajo inicialmente desafió mi autoimagen. Pero el momento fue perfecto. Justo cuando mi trabajo estaba evolucionando para incluir el poderoso aspecto del aikido, mi colega capturó ese poder y lo aclaró gráficamente.
Uno
de los conflictos continuos de la vida es la pregunta «¿Quién soy yo?» Tanto personal como organizativamente necesitamos abordar este conflicto periódicamente y preguntarnos quiénes somos y si nuestras imágenes internas y externas son precisas. Florecer como individuo o como corpusEste tipo de conflicto clarificador es vital.
Annie Dillard dijo: «Cómo pasamos nuestros días es, por supuesto, cómo pasamos nuestras vidas». Todos necesitamos revisar nuestra imagen en ocasiones, porque nos obliga a hacer las preguntas importantes que deben hacerse si vamos a crear la vida (la organización, la escuela o la empresa) que queremos, una que sea exclusivamente nuestra y que amemos. Nuestro poder supremo no es el poder de controlar cómo nos ven los demás, sino de apreciar y sacar a la luz las partes no descubiertas de nosotros mismos. A medida que avanzamos en la vida, nuestra evolución tiene un flujo natural. ¿Estoy disfrutando de mi trabajo o estoy luchando? ¿Creo mi vida de nuevo cada día? ¿Qué me da energía? ¿A dónde voy y con qué fin? Preguntas importantes para todos nosotros este año, este día, este momento. Si quieres saber algo erotico no puedes perder esta oportuniodad, sin moverte puedes visitar nuestra pagina de Consoladores y quizas comprar.